miércoles, 10 de octubre de 2012

IRONÍA DE UNA BUENA COMUNICACIÓN

 

NATIVOS DIGITALES



¿Qué es un NATIVO DIGITAL?
Se denomina nativo digital u homo sapiens digital a todos aquellos nacidos durante las décadas de los 80 y los 90, es decir, cuando ya existía la tecnología digital. Por contra, también ha sido acuñado el término inmigrante digital, haciendo referencia a todo aquel nacido antes de los años 80 y que ha experimentado todo el proceso de cambio de la tecnología.1
La tecnología digital comenzó a desarrollarse con fuerza en 1978, por lo tanto, se considera que los que nacieron después de 1979 y tuvieron a su alcance en el hogar, establecimientos de estudio y de recreación computadoras o celulares pueden considerarse nativos digitales, un ejemplo de esto son los niños y jóvenes que cogen un celular o un ipad o un computador y lo saben controlar muy bien.

Origen
Este término fue acuñado por Marc Prensky,(nacido el 15 de marzo 1946 en la ciudad de Nueva York) escritor es licenciado por el Oberlin College 1966, la universidad de Yale 1968 y Harvard Businnes school (1980). Es el autor del libro “Enseñanza nativos digitales”. Es mejor conocido como el inventor y divulgador de los términos nativos digitales y inmigrantes digitales) apareciendo por primera vez en su libro Inmigrantes Digitales en 2001. El uso de la palabra nativo es debido a que los nativos digitales pueden ser considerados habitantes de otro país ya que pareciera que han forjado su propio idioma. A fines del 2001 Vilches reflexionó sobre los cambios sociales que están experimentando los usuarios en el campo de la televisión debido a un proceso de migración digital, que supone el desplazamiento hacia un mundo altamente tecnificado, una nueva economía creada por las tecnologías del conocimiento, donde el cambio es la información y esta es la nueva identidad. En este contexto, Vilches destacaba que en la migración digital el mundo no se divide entre ricos y pobres, sino entre los que están informados y aquellos que han quedado fuera de estas tecnologías. Para Vilches la aparición de las nuevas tecnologías, junto con la internacionalización de los mercados, ha provocado una serie de migraciones que afectan a distintos ámbitos: al imaginario tecnológico, ya que la convergencia aflora nuevos y antiguos mitos en las narraciones y contenidos de los medios; al lenguaje y al mercado cultural, donde se promueve el debate sobre la cultura de los nuevos medios y su dependencia de las exigencias comerciales; a las nuevas formas narrativas; a las conductas de los usuarios, que gracias a la interactividad se convierten en manipuladores de contenidos; y, por último, a la forma de conocer, archivar y encontrar las imágenes que produce la sociedad. Las tecnologías digitales en todas sus dimensiones, pero fundamentalmente en su dimensión lingüística, de conversaciones en las que se gestan nuevos mundos de innovación (como se nos enseñó hace dos décadas Hernando Flores, 1988) generan nuevos desafíos, o inventan nuevos formatos y obligan a rediseñar los procesos educativos.

Nativos digitales e inmigrantes digitales
Porque la migración digital tiene como protagonistas a dos tipos totalmente diferentes de sujetos. Cuando se trata de industrias y formatos, quienes están a cargo no son los productores ni los consumidores actuales, ni mucho menos los que predominarán dentro de dos décadas. Se trata de personas entre 35 y 55 años que no son nativos digitales: ellos (nosotros) son (somos) los inmigrantes digitales. Por el contrario, los consumidores y próximos productores de casi todo lo que existe (y existirá) son los nativos digitales, y entre ambos cortes generacionales las distancias son infinitas, y las posibilidades de comunicación y de coordinación conductual se vuelven terriblemente difíciles, sino imposibles, a menos que existan mediadores tecnológicos intergeneracion.

ESPERO QUE NO SEA TU CASO!!!

 

VIDA DIGITAL

En estos días, la clásica división de Umberto Eco entre apocalípticos e integrados, según el tipo de aproximación a los cambios que las nuevas tecnologías imprimían en la vida social, es problemática y tal vez insuficiente. En esta clase Eduardo Villanueva (especialista TIC) propone como en contextos como el peruano incluso los sectores populares cada vez participan más intensamente de una vida digital.
 
 

LA IMAGINACIÓN VIRTUAL

 
 
Por: UMBERTO ECO

 
¿Acaso los libros, a través del poder de las computadoras y de Internet, habrán de transformarse en "estructuras de hipertexto" ilimitadas en las que el lector será también autor?Hoy en día existen dos tipos de libros: aquellos que se leen y aquellos que se consultan. Con los libros para leer se empieza en la página 1, donde, digamos, el autor explica que se ha cometido un crimen. El lector continúa hasta el final, cuando descubre quién es el culpable. Fin del libro y de la experiencia lectora. Lo mismo sucede aun si se lee sobre filosofía, digamos Husserl. El autor inicia en la primera página y sigue una serie de cuestiones en orden para que el lector entienda cómo llega a sus conclusiones.
Las enciclopedias, por supuesto, no están hechas para leerse de corrido. Si quiero saber si fue posible que Napoleón conociera a Kant tomo los volúmenes K y N y descubro que Napoleón nació en 1769 y murió en 1821, mientras que Kant nació en 1724 y murió en 1804. Es posible que los dos se hayan conocido. Para saberlo con precisión consulto una biografía de Kant. Una biografía de Napoleón, quien conoció a mucha gente, podría obviar un encuentro con Kant; una biografía de Kant, no.
Las computadoras están comenzando a cambiar el proceso de la lectura. Con un hipertexto, por ejemplo, puedo buscar todos los casos en los que el nombre de Napoleón se asocia con Kant. Puedo realizar la labor en unos cuantos segundos. Los hipertextos harán que las enciclopedias impresas sean obsoletas. Pero aunque las computadoras están difundiendo una nueva forma de leer, no tienen la capacidad para satisfacer todas las necesidades intelectuales que estimulan.
Dos inventos que están comenzando a ser explotados podrían ayudar a que las computadoras empiecen a satisfacer esas necesidades. El primero es una copiadora a través de la cual uno puede revisar los catálogos de bibliotecas y casas editoriales. Se selecciona el libro deseado, se oprime un botón y la máquina imprime y empasta una copia. Esto cambiará los métodos de editar y publicar. Probablemente eliminará las librerías, pero no los libros. Los libros se producirán al gusto del comprador, como sucedía con los manuscritos antiguos.
El segundo invento es el libro electrónico (e-book): al insertar un microcasete en el lomo, o al conectarse con Internet, uno tendrá su libro. Pero este libro será tan distinto como el primer folio de Shakespeare de 1623 lo es de la última edición de Penguin. Algunas personas que afirman que nunca leen libros impresos, ahora están leyendo a Kafka, por ejemplo, en un libro electrónico. Leer a Kafka en papel o en páginas electrónicas es igual desde el punto de vista del lector, aunque no del oculista.
Los libros sobrevivirán por su valor utilitario, pero puede ser que el proceso creativo en el que nacen, no. Para entender por qué, debemos hacer una distinción entre sistemas y textos. Un sistema son todas las posibilidades que presenta un idioma natural dado. Un conjunto finito de reglas gramaticales permite producir un número infinito de oraciones, y cada elemento lingüístico puede ser interpretado en términos de otros elementos lingüísticos, una palabra por una definición, un suceso por un ejemplo, y así sucesivamente.
Sin embargo, un texto reduce las posibilidades de un sistema y forma un universo cerrado. Tomemos como ejemplo el cuento de la Caperucita Roja. El texto comienza con un conjunto dado de personajes y situaciones (la niña, la madre, la abuela, el lobo, el bosque) y a través de una serie de pasos llega a una solución. Se puede leer el cuento como una alegoría y atribuir distintas moralejas para los sucesos y los personajes, pero no se puede convertir a Caperucita en Cenicienta.
Sin embargo, muchos programas en Internet sugieren que un relato se puede enriquecer con contribuciones sucesivas. Volvamos a la Caperucita Roja. El primer autor propone una situación inicial (la niña entra al bosque) y diversos participantes desarrollan el cuento (la niña no se encuentra con un lobo, sino con Pinocho. Ambos entran en un castillo encantado. Se enfrentan a un cocodrilo mágico). Y así sigue la historia. El concepto de autoría queda en entredicho.
Esto ya ha sucedido anteriormente algunas veces sin afectar la autoría. En la Commedia dell'arte, cada función era distinta. No se puede identificar una obra específica con un autor específico. Otro ejemplo es una sesión de improvisación en el jazz. Podemos considerar que existe una interpretación privilegiada del Basin street blues porque hay una grabación que sobrevive; pero hubo tantos Basin street blues como interpretaciones existieron.
No obstante, hay diferencia entre aquellos textos infinitos, ilimitados y aquellos que son sujetos de interpretaciones infinitas, pero físicamente son limitados. Tomemos, por ejemplo, Guerra y paz, de Tolstói: uno desearía que Natasha rechazara a Kuryagin; uno quisiera que el príncipe Andréi viviera para que él y Natasha pudieran estar juntos. Si se convierte Guerra y paz en un hipertexto, la historia puede reescribirse: Pierre mata a Napoleón o Napoleón derrota al general Kutusov. ¡Qué libertad! ¡Todo el mundo es Tolstói!
En Los miserables, Víctor Hugo hace una bella descripción de Waterloo. Hugo no sólo sabe lo que sucedió, sino también lo que pudo haber pasado. Con un programa de hipertexto se puede reescribir Waterloo de manera que Napoleón gane, pero la belleza trágica del Waterloo de Hugo es que las cosas suceden independientemente de los deseos del lector. El encanto de la literatura trágica es que sentimos que los héroes pudieron haberse librado de su destino, pero no lo hicieron por debilidad, orgullo o ceguera.
Además, Hugo afirma: "Una caída como ésa, que asombró a la historia, ¿es algo sin causa? No... Alguien, a quien nadie puede objetar, se encargó de ese suceso. Dios pasó por ahí". Eso es lo que todo libro importante nos dice, que Dios pasó por ahí. Hay libros que no podemos reescribir, porque su función es enseñarnos acerca de la necesidad, y sólo si se les respeta como son podrán darnos esa sabiduría. Sus lecciones represivas son indispensables para alcanzar un nivel más elevado de libertad intelectual y moral.